¿Eres nómada digital?

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Se plantean nuevos retos para hacer frente a riesgos psicosociales derivados de los cambios en la organización del trabajo por la evolución de las nuevas tecnologías y su impacto a nivel organizacional y personal.

¿Eres nómada digital?

Contesta a las siguientes preguntas:

  • ¿Pasas gran parte de tu tiempo de trabajo viajando?
  • ¿Conoces todos los aeropuertos y estaciones pero ninguna ciudad?
  • ¿Trabajas en los tiempos de desplazamiento en trenes y aviones?
  • ¿Lo primero que haces al llegar a un hotel es pedir la clave Wi-Fi?
  • ¿Aprovechas los tiempos  de espera en terminales, cafeterías, etc. para conectarte a tu dispositivo móvil?
  • Cuando después de la jornada de trabajo, llegas al hotel, ¿sigues trabajando?

Si has contestado  a más de la mitad de las preguntas, tú eres un/a nómada digital.

Superando el concepto de teletrabajo, surgen como consecuencia de las nuevas formas de organización del trabajo lo que se ha denominado nómadas digitales.

Según la Real Academia Española, nómada es aquél que «va de un lugar a otro sin establecer una residencia fija”. A diferencia del teletrabajador  que desarrolla su actividad fuera de la empresa pero en un punto fijo, -preferentemente su domicilio-, los trabajadores nómadas son personas que llevan “la oficina a cuestas” y, aprovechando la facilidad que dan las nuevas tecnologías, desarrollan gran parte de su trabajo en entornos diversos mientras realizan viajes de trabajo.

De la Quinta Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo, se desprende que un 25% de los trabajadores europeos basan su trabajo en las TIC y no están físicamente obligados a asistir a un centro de trabajo determinado.

Para poder ejercer esta modalidad de trabajo existen dos requisitos primordiales:

Conectividad: necesidad de poder acceder a la red en cualquier momento y desde cualquier lugar. Esto implica la existencia de recursos digitales suficientes que, en muchas ocasiones, configuran la mayor parte del equipaje de estos trabajadores.

Flexibilidad: capacidad de adaptarse a entornos diversos manteniendo el nivel de eficacia y desempeño  ante la ausencia de un lugar físico permanente de trabajo.

Factores de riesgo psicosociales específicos que conlleva la deslocalización de los trabajadores

Aunque existen ventajas para los trabajadores como el incremento de autonomía, la mayor utilización de capacidades, el aprendizaje continuo, la flexibilidad laboral, etc.,  las empresas deberán plantearse la necesidad de evaluar los factores de riesgo psicosociales específicos que conlleva la deslocalización de los trabajadores.

Entre los más comunes podemos mencionar:

Aislamiento laboral: los trabajadores nómadas normalmente realizan su trabajo en solitario y su relación con otros compañeros de trabajo es meramente virtual. La pérdida de contacto físico repercute negativamente en la sensación de pertenencia al grupo y disminuye el apoyo social de los trabajadores y el feedback recibido.

En algunos casos esta situación puede llevar a la falta de vinculación e identificación con  la empresa por parte de los trabajadores y a la ausencia de valoración de los mismos por parte de la empresa.

Doble presencia: para este tipo de trabajadores se hace difícil compatibilizar la vida laboral y familiar por las ausencias continuas y los horarios extensivos de trabajo. El uso de las tecnologías se extiende también al ámbito familiar ya que el contacto con el círculo social más cercano se realiza a través de videoconferencias u otros medios digitales.

Tiempo de trabajo: Al no poder contabilizar el tiempo de trabajo, la retribución de estos trabajadores está ligada frecuentemente a los objetivos alcanzados. Este factor, unido a la falta de relaciones sociales y familiares, hace que en muchas ocasiones los tiempos de trabajo se alarguen en exceso. Además, la necesidad de interactuar con trabajadores en otros países y las horas de desplazamiento aumentan el tiempo de trabajo.

Hiperconectividad: la necesidad de estar conectados de forma permanente hace que estos trabajadores sean más propensos a sufrir riesgos psicosociales como tecnoestrés, tecnoansiedad y fatiga mental.

Sobrecarga de trabajo: en muchas ocasiones los trabajadores que realizan desplazamientos frecuentes se encuentran a su vuelta con acumulaciones excesivas de tareas que han ido surgiendo mientras estaban ausentes.

Además, el trabajo nómada puede afectar a la salud debido a factores cómo el sedentarismo por pasar muchas horas frente al ordenador, la exposición al jetlag y cambios de horarios de sueño, o la alimentación desequilibrada e irregular. Asimismo aumenta la aparición de trastornos musculoesqueléticos por trabajar en espacios inadecuados  o en trasportes en movimiento.

Desde las empresas, algunas medidas preventivas que se pueden aplicar para proteger a los trabajadores deslocalizados son las siguientes:

– Fomentar la comunicación y el feedback con los trabajadores para evitar la sensación de aislamiento.

– Incluirlos en los planes de formación y promoción de carrera profesional como medio de poner en valor el trabajo realizado.

– Pactar horarios de desconexión digital que le permitan el descanso físico y mental.

– Potenciar las relaciones sociales con el resto de los trabajadores de la empresa (actividades sociales conjuntas, reuniones programadas en la empresa, etc.)

– Diseñar sistemas de participación en la toma de decisiones que eviten que los trabajadores remotos se sientan excluidos del día a día.

– Compensación del exceso de horas de viajes con medidas de flexibilidad horaria o reducción de horas de trabajo en los periodos que no se realizan desplazamientos.

– Adecuar la carga de trabajo teniendo en cuenta las circunstancias de estos trabajadores.

– Formar a los trabajadores en hábitos saludables de alimentación y sueño.

A nivel personal, si eres un/a trabajador/a nómada, algunas recomendaciones para mejorar tu salud laboral pueden ser las siguientes:

  • Fíjate un horario de trabajo y cúmplelo. Deja tiempo libre para realizar actividades de ocio.
  • Aprovecha los viajes para conocer lugares nuevos. Programa un tiempo para hacer turismo caminando por las ciudades.
  • Practica la desconexión digital, evitando el uso de las TIC fuera de las horas de trabajo.
  • Fomenta tus relaciones sociales y personales en los periodos que no estés de viaje.
  • Cuida tu alimentación y procura llevar horarios de sueño regular.

Los nuevos sistemas de organización del trabajo van a plantear en los próximos años nuevos retos para hacer frente a los riesgos emergentes que se derivan de ellos. Desde los servicios de prevención habrá que tomar las medidas oportunas para proteger a estos trabajadores “evaluando los cambios en la organización del trabajo derivados de la evolución de las nuevas tecnologías y su impacto a nivel organizacional y personal” (Marco estratégico Europeo de Seguridad y Salud en el Trabajo 2014-2020).

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