¿Qué es el agotamiento emocional?
El agotamiento emocional es un estado al que llegamos por una sobrecarga de esfuerzo, de cargar con la responsabilidad de asumir conflictos, responsabilidades o estímulos de tipo emocional o cognitivo.
En este caso, no solo nos referimos a excesos laborales, sino a toda la carga que implica asumir responsabilidades, conflictos o estímulos adversos de tipo emocional o cognitivo. Esto no aparece de forma repentina, sino que es un proceso insidioso, que se desarrolla lentamente hasta que acaba con los recursos de la persona. Esto puede reflejarse de diferentes maneras: bloqueos, trastornos del estado de ánimo y/o síntomas somáticos.
Este cansancio mental suele acompañarse también de una gran fatiga física de la que la persona siente que no se recupera. Se tiene sensación de pesadez, de que todo se hace cuesta arriba y la persona puede caer entonces en una situación de indefensión ya que no encuentra otra solución que dejarse llevar por la inercia.
Implicaciones del agotamiento emocional
El agotamiento conlleva la aparición de un estrés prolongado que a larga puede transformarse en un estado de ansiedad bastante perjudicial para la salud mental.
Las situaciones adversas que incluyen tensión o problemas que vienen encadenados son factores importantes que causan dicho agotamiento. En estas ocasiones, suele desaparecer en la mayoría de los casos, cuando estas situaciones o problemas se resuelven.
Tampoco es de ayuda darle vueltas mentalmente a los problemas, es decir, pensar demasiado, intentar resolver problemas que aún no hay, o simplemente actuar en base a anticipaciones que no tienen por qué ocurrir.
Los principales síntomas que aparecen con el agotamiento mental y que pueden hacer que salten las alarmas son:
- Cansancio físico.
- Falta de motivación.
- Distanciamiento afectivo. Las emociones son cada vez más planas.
- Hipersensibilidad a la crítica.
- Dificultades para pensar.
- Somatizaciones, como pueden ser dolores de estómago, espalda, cervicales o cabeza más de dos veces a la semana.
- Problemas de concentración y sensación de pérdida de memoria.
- Falta de motivación o bajo estado de ánimo bajo.
- Sensación de estar sobrepasado y sin fuerzas para continuar.
- Problemas de sueño (insomnio de conciliación, mantenimiento o tardío).
- Consumo de sustancias (especialmente alcohol y drogas).
- Dificultad para conectar con el aquí y ahora.
Relación entre agotamiento emocional y autoexigencia
Si bien es cierto que la sociedad actual nos exige un alto grado de obligaciones, a menudo son nuestras propias exigencias las que no hacen asumir demasiadas responsabilidades y comprometernos con obligaciones más allá de lo que podemos o debemos asumir.
Esta autoexigencia tiene que ver con “querer hacer las cosas lo mejor posible y poner todo nuestro esfuerzo para lograrlo” pero muchas veces no nos damos cuenta de que esto, llevado al extremo, puede implicar un patrón de conducta poco saludable y que al final nos va a generar un sufrimiento.
Cuando queremos ir más lejos de lo que nuestros recursos y aptitudes nos permiten, aparece este sufrimiento. Los conocimientos, habilidades y recursos que tenemos y/o necesitamos no son suficientes para alcanzar las metas que nos hemos propuesto y surge una relación desequilibrada.
Al fin y al cabo, se trata de conocer nuestros propios límites y saber cómo hacerlos más flexibles. Las claves son:
- Flexibilizar
- Priorizar
- Gestionar
- Desarrollar un plan de acción
- Establecer metas de forma realista
Si no lo hacemos así, los límites se convertirán en limitaciones. Al final, el objetivo tiene que ser lograr lo mejor posible dentro de nuestras posibilidades reales.
Cuando sentimos esa responsabilidad que nos excede emocionalmente, sentimos culpa si no cumplimos con todas las tareas que nos pautamos y vamos más allá de lo razonable, poco a poco nos vamos sintiendo más frustrados y agotados emocionalmente.
El autoexigente termina comprometiendo su salud, puesto que pone en último lugar sus propias necesidades, entre las que se incluyen las más elementales, como son las biológicas y las relega a un segundo plano. El cuerpo es tratado como algo secundario, que no necesita mucho cuidado. Si persiste el estrés, el malestar se terminará desarrollando tanto síntomas físicos como emocionales (ansiedad, miedo, depresión, agotamiento mental, angustia o burnout, entre otros).
Aún así, nosotros podemos poner en marcha herramientas de autocuidado y cambio, para prevenir la aparición del agotamiento mental y psicológico.
Cómo trabajar y prevenir el agotamiento emocional
- Pon límites y se benevolente contigo mismo
Date el permiso de poder equivocarte y cometer fallos. No todo depende de nosotros y no siempre podemos alcanzar todos nuestros objetivos. Cada reto que emprendas es una nueva oportunidad para aprender, independientemente de que esos retos se cumplan o no. Esto nos ayudará a estar menos presionados y dejar de alimentar nuestros pensamientos negativos, que nos agotan, y mucho.
- Permítete momentos de relajación y descanso
Es necesario que desconectes y pares, que tengas momentos que solo sean para ti, para que conectes con tus necesidades personales o simplemente para que descanses.
- Define bien tus prioridades
No podemos exigirnos rendir al máximo en varias tareas diferentes y al mismo tiempo. No es beneficioso para nadie el entrar en modo multitarea. Prioriza, concéntrate en una cosa cada vez y deja para mañana lo que no seas capaz de abordar en el día de hoy. Establece y ordena de forma realista en prioridades todas las tareas pendientes y no te bases solo en lo que esperan los demás. Intenta gestionar la preocupación excesiva por cumplir con todos las tareas establecidas de una forma asertiva, diciendo “ahora no puedo” o reestructurando el plan/actividades de forma realista.
- Expresa tus emociones de forma adaptativa
No tengas miedo a expresar cómo te sientes, esto no solo nos ayuda a nosotros mismos, sino también favorece la comunicación con los demás y el desarrollo de la empatía. Puede serte de ayuda, por ejemplo, llevar un diario emocional que permita expresar tus pensamientos y darles otra perspectiva. Si no dejamos salir las emociones negativas, estas pueden acabar retroalimentándose.
- Disfruta de las relaciones sociales
Desarrolla relaciones sociales y familiares de calidad, y encuentra aficiones o intereses en común que te ayuden a disfrutar aún más de esas relaciones.
- No te olvides de tu cuerpo
Una buena higiene de sueño, junto con la práctica de ejercicio y una alimentación equilibrada van a ser los pilares del bienestar físico que a su vez repercutirá en el bienestar mental.
- Acude a un especialista.
Si no eres capaz de acabar con el agotamiento aun habiéndolo intentado, busca un profesional que te ayude a adquirir estrategias y herramientas que puedas emplear en cada caso.
El agotamiento emocional es un riesgo para la salud física y mental y hemos de saber combatirlo.
Artículo escrito por Mónica Bascuñana, psicóloga del HUB 24/7 de Affor Health.
Convencidos de que las personas son la pieza fundamental de toda organización, nuestro objetivo es cuidar la salud psicosocial de los trabajadores y lograr entornos laborales saludables acompañando a los servicios de prevención en esos procedimientos para mejorar la calidad de vida laboral de los trabajadores y aumentar la eficiencia de las empresas.
Estoy haciendo una tarea sobre: «Compasión en Acción: Agotamiento emocional, síndrome de desgaste profesional, fatiga emocional y el Suicidio»
Me pareció muy bueno la información. Pero quisiera saber donde puedo acudir para ver algún especialista.