Redes sociales y personas: «El club de los introvertidos incomprendidos»

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¿Cómo ser un introvertido en un mundo que está constantemente conectado?

Los introvertidos y los extrovertidos siempre han sido dos conceptos que desde la Psicología se nos han presentado como opuestos, son, como así decirlo, dos caras de la misma moneda de lo humano.

Sin embargo, desde la Neurociencia se ha demostrado que no es tan solo que tengan maneras distintas de relacionarse o de enfrentarse al mundo, sino que, a nivel cerebral, funcionan de manera muy distinta.

Existen dos neurotransmisores que cumplen una función muy importante en cuanto a nuestras emociones y a cómo procesamos nuestros entornos sociales. Estos neurotransmisores son la dopamina y acetilcolina, y no son nada menos que estos dos “personajes principales” los que cumplen papeles completamente distintos si hablamos de una “obra de introvertidos o de extrovertidos”.

Diferencias entre extrovertidos e introvertidos en el uso de redes sociales

Los extrovertidos necesitan un refuerzo constante de estos neurotransmisores para sentirse motivados en relación con su entorno, es decir, necesitan socializar, asumir riesgos y experimentar cosas novedosas para sentirse bien consigo mismos y con respecto a lo que su cerebro les demanda.

Por otro lado, los introvertidos tienen exigencias cerebrales mucho menos exigentes, este tipo de perfil segrega estos neurotransmisores de manera constante sin sentir la necesidad de situaciones excitantes o de mucha socialización, es decir, no necesitan lo mismo que los extrovertidos para alcanzar los niveles adecuados de segregación y de funcionamiento de estos neurotransmisores.

De hecho, lo que muchas personas no entienden, es que si los individuos introvertidos se enfrentan a las mismas situaciones de excitación que los extrovertidos, para ellos supondrá una sobrecarga del sistema, ocasionándoles estrés y ansiedad.

A lo largo de las décadas, los introvertidos y los extrovertidos han ido regulándose como bien han podido en relación con sus grupos de amistades y relaciones sociales, sin embargo, en el último milenio, la avalancha de redes sociales y de nuevas formas de comunicación ha supuesto un descuadre completo en uno de los dos grupos anteriormente mencionados… ¿Adivinas cuál?

Pues sí, los individuos introvertidos, con mayor necesidad de sus espacios y de sus tiempos, cada vez encuentran más y más difícil poder aislarse en sus “burbujas” para no tener esa sobrecarga de estimulación. Por otro lado, los extrovertidos cada vez buscan y necesitan mayores niveles de excitación a través de las redes debido a que su cerebro cada vez les exige más.

Consecuencias de la hipersocialización a través de redes sociales

Las consecuencias negativas de esto pueden ser muy amplias, debido a que los introvertidos necesitan de sus espacios, por lo que, el hecho de que consuman, por así decirlo, todos sus niveles de “energía social” a través de las redes, puede acabar degenerando en que, a la hora de hacer planes en la vida más allá de la pantalla, ya no se sientan con la energía o con la motivación suficiente para hacerlo, esto puede conllevar a un aislamiento social y a una falsa perspectiva de socialización por su parte.

Conforme los tiempos avanzan, los inventos tecnológicos se van apropiando de las eras y van creando diversas maneras de socialización que nuestros antepasados no conocían. Sistemas como las cartas, las palomas mensajeras o las señales de humo eran antiguamente maneras de poder pedir una cita, sin embargo, hoy en día el mundo está tan tremendamente conectado, que tan solo hace falta hacer un match en Tinder para conseguir lo que antes igual costaba meses.

Esta hipersocialización es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las generaciones actuales con estas nuevas formas de comunicarse. Los introvertidos deben aprender a gestionar el tiempo y quizá a no justificar el aislamiento social a través de la comunicación digital.

El humano es un ser social por naturaleza, sin embargo, debemos aprender que no todas las relaciones son iguales y que no todos sentimos la necesidad de socializar de la misma manera.

 

Artículo escrito por Marian Fernández, psicóloga de Affor Health.

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