Estrés: factores clave de intervención en el ámbito laboral

Antonio Vega es Responsable de Prevención en Grupo Zena y ha querido compartir con nosotros su experiencia en la gestión del estrés, áspectos básicos y herramientas clave para gestionarlo.

Estrés: factores clave de intervención psicosocial en el ámbito laboral

Es un fenómeno en aumento en la nuestra sociedad y en el ámbito laboral puede afectar al clima organizacional y a la productividad. El estrés supone la segunda causa de baja laboral en la Unión Europea, suponiendo un alto coste en gastos sanitarios. 
El estrés laboral surge cuando las demandas del trabajo se perciben como altas en comparación con los recursos propios, es decir, un desajuste percibido entre las demandas del entorno y las capacidades de la persona. 
Sin embargo, las personas requieren de niveles moderados de estrés para responder satisfactoriamente a las exigencias. En este caso hablaríamos del eustrés o estrés positivo que conlleva un nivel óptimo de activación para hacer frente a las actividades de de nuestra vida. En el otro lado, nos encontramos con el distrés o estrés negativo, es decir, un excesivo nivel de activación del organismo que perjudica a la persona.

Causas y síntomas del estrés laboral

mujer con estrés laboral

La cultura empresarial es un factor clave para el bienestar de sus empleados resultando determinante para el potencial estrés. Una cultura rígida que no fomente la participación y no se preocupe de la comunicación ni del desarrollo profesional es un factor de riesgo. Pero también hay características personales que hacen a los trabajadores ser más sensibles, como pueden ser tener una tendencia a una conducta acentuadamente inhibida o agresiva en general. Otros rasgos como la impaciencia o el perfeccionismo que, si además van unidos a una inestabilidad emocional, favorecen elevados niveles de estrés.

Al margen de los problemas frecuentes del estrés en cualquier entorno, en el ámbito laboral el inadecuado afrontamiento de cambios puede conllevar un aumento de la ansiedad, que a su vez pueden derivar en problemas en el trabajo en equipo o sensación de falta de tiempo necesario, que a su vez pueden repercutir en intranquilidad e inseguridad y aumento de la irritabilidad. Todo ello lleva a un empeoramiento de la eficacia operativa que afecta a la toma de decisiones debido en gran medida también a la falta de concentración, otro síntoma destacado del estrés laboral.

Detección de especial sensibilidad

El entorno y los eventos vividos pueden determinar la sensibilidad de una persona a padecer estrés. Thomas Holmes y Richard Rahe, ambos psiquiatras, son los autores de la herramienta  conocida como “Escala de Acontecimientos Vitales Estresantes” cuyo objetivo es determinar el riesgo de enfermar por estrés Se trata de una lista de 43 acontecimientos vitales a los que se otorga una puntuación en función del nivel de estrés que pueden generar. En el listado aparecen estresores claramente negativos para la persona pero también sucesos o eventos no negativos, como por ejemplo unas vacaciones. Se valoran también otros aspectos como la incertidumbre que puede generar o en general que sobrepase los recursos de la persona.
Para su aplicación, se seleccionan de la lista los acontecimientos experimentados en el último año, y se suman sus puntuaciones. La puntuación obtenida determinará el nivel de riesgo de enfermar por estrés.

Combatir los pensamientos deformados

El sufrimiento que experimenta una persona es consecuencia en gran parte de falsas conclusiones que hacen de acontecimientos cotidianos. La interpretación de dichos acontecimientos son las que generan un bajo estado de ánimo, ansiedad o incluso, cólera. Combatir estos pensamientos deformados supone observar pensamientos en situaciones de estrés, identificar y autorreflexionar con el objetivo de evitar que los pensamientos deformados negativos se conviertan en automáticos. Pero, ¿Cáles son los modos de pensamientos deformados más habituales? Se podrían enumerar los siguientes:

– El filtraje: exageración.
– Pensamiento polarizado: todo es blanco o negro, sin porcentajes.
– Generalización: tendencia a absolutos, falta de cuantificación.
– Interpretación del pensamiento: interpretar lo que piensa o siente la gente.
– Visión catastrófica: distorsión de la probabilidad de que algo ocurra.
– Personalización: tendencia a relacionar todo con uno mismo.
– Falacia de control: exceso de responsabilidad frente a todo y todos.
– Falacia de justicia: creación de un mundo personal de justicia.
– Culpabilidad: culpabilizarse por todo.
– Debería: falta de normas y valores flexibles.
– Falacia del cambio: asociar el bienestar a la expectativa de cambio de factores externos. 
– Etiquetas globales: extensión de un elemento a todo el conjunto.
– Tener razón: Falta de escucha activa
– Falacia de la recompensa divina: sufrimiento justificado porque será recompensado.             

 

Favorecer el perfil adaptativo
La cultura empresarial y en concreto la gestión de personas, debe favorecer rasgos que refuercen el perfil adaptativo, es decir, que favorezcan los recursos de las personas ante los estímulos o potenciales estresores. Para ello debe evitar rasgos actitudes tendentes a la competitividad, condiciones que promuevan un estado de alerta permanente y una alta activación, o la percepción de que todo debe hacerse rápidamente. La persona igualmente debería evitar estas actitudes así como la implicación en varias funciones simultáneamente o el deseo imperioso de reconocimiento. Por el contrario, entre las características que favorecen el perfil adaptativo se pueden destacar las indicadas a continuación:

La implicación plena en lo que se hace en cada momento, la autonomía y el refuerzo del locus de control interno, es decir, que la persona sea consciente de cómo actuar y de la responsabilidad de sus propias acciones son dos rasgos que favorecen la adaptación a los estímulos. Igualmente, la focalización hacia el reto, mantener la calma en todo momento y la autoconfianza en la propia capacidad son factores que se deben incluir en la gestión de personas para adecuar el nivel de estrés y aumentar la eficacia productiva.

Debate interno: ideas irracionales

Son ideas irracionales extendidas aquellas que las personas las perciben como verdades debido a sus creencias o valores. Uno de los referentes en este aspecto es Albert Ellis quien propuso algunas de las ideas irracionales básicas que en mayor medida repercuten en el bienestar de las personas. Recomendamos profundizar en ellas para favorecer la autoreflexión al identificarlas. Algunos ejemplos son:

– Para el adulto, existe una necesidad absoluta de cariño y aprobación de sus semejantes, familia y amigos. 
– Hay que ser indefectiblemente competente y casi perfecto en todo lo que se emprende. 
– Es horrible cuando las personas y las cosas no son como uno quisiera que fueran. 
– Los acontecimientos externos son la causa de la mayoría de las desgracias de la humanidad; la gente simplemente reacciona según cómo los acontecimientos inciden sobre sus emociones.   

Con facilidad un suceso que pasa por nuestro sistema cognitivo, si en este se encuentran ideas irracionales, irremediablemente generará una emoción negativa. Lo deseable es que si se identifica esta emoción negativa es el momento de comenzar un debate interno en el que predomine un análisis racional, de validez, de utilidad y de otros puntos de referencia para convencerse de la irracionalidad de nuestro pensamiento.

Formas de combatir el estrés

Hacia una conducta asertiva

Potenciar nuestra actitud de autoafirmación y defensa de nuestros derechos personales permitiendo expresar nuestra forma de pensar y sentimientos respetando los de los demás es un factor clave.

Las personas asertivas se caracterizan por conocerse a sí mismas, siendo conscientes de lo que sienten y desean, aceptándose sin condiciones, es decir, sin depender de la aceptación de las personas que le rodean ni de sus éxitos o fracasos. Se reduce el nivel de ansiedad en las relaciones personales, lo que permite afrontar en mejor disposición tanto los éxitos como los fracasos y por supuesto los conflictos laborales.

Sin embargo, conviene tener claro que nadie es totalmente asertivo al igual que tampoco lo es la persona inhibida o agresiva. La actitud dependerá de las distintas situaciones y personas con las que haya que relacionarse. Por ello, es más exacto hablar de la asertividad como una actitud que podemos poseer en alguna medida y con distinta frecuencia. Pero, ¿cómo puede beneficiar en el ámbito laboral que las personas tengan una actitud asertiva? Aquí van algunos beneficios:

– Facilita la comunicación ya que los mensajes son claros por lo que evita o reduce la posibilidad de malinterpretar el mensaje y la generación de conflictos.
– Potencia las relaciones personales siendo éstas más satisfactorias al contagiar emociones positivas y sentirse respetados.
– Favorece la consecución de objetivos y metas personales.
– Potencia la autoestima y las emociones positivas y, por tanto, en el ámbito laboral la capacidad de progresar.    

 

Desarrollar la asertividad supone alejarse de dos tipos de conductas que fomentan lo contrario: la inhibición y la agresividad.

La inhibición se caracteriza por una conducta excesivamente sumisa, adaptándose en exceso a deseos de los demás por encima de los propios derechos y deseos, incluso los sentimientos. No expresar sentimientos y necesidades, dejarse dominar por temor a la ofensa, sentimiento de culpabilidad, autoexigencia de excederse en explicaciones, huida de los conflictos o adaptación excesiva a las expectativas de los demás son rasgos que caracterizan esta conducta y que lógicamente derivan en un estrés continuo que impide a la persona optimizar su capacidad y progresar. La inhibición supone una distorsión de la realidad que no ayuda a que la persona sea consciente de sus sentimientos reales y sus deseos.

La otra conducta de la que huir es la agresividad, es decir, lo contrario a la inhibición, lo que supone no respetar los derechos, sentimientos e intereses de las personas pudiendo llegar incluso al ataque o la ofensa, incluso la violencia. El exceso de seguridad, la expresión hostil o amenazadora y afrontar los conflictos como un combate ganar / perder son características de esta conducta. A medio o largo plazo esta conducta tiene evidentemente consecuencias negativas como las alteraciones emocionales, el desgaste de las relaciones personales y familiares, conflictos laborales e incluso problemas de salud como trastornos cardiacos o circulatorios.

Para entrenar la asertividad habrá que promover la autorreflexión de modo que la persona recuerde situaciones de comportamiento agresivo o inhibido y reflexione sobre cómo le hubiera gustado comportarse.

Igualmente para mejorar habilidades de la persona, es interesante incitar a reflexionar sobre eventos cotidianos como por ejemplo mantener conversaciones, hacer elogios, expresar opiniones personales, decir “no” o resolver conflictos comparando comportamientos actuales y comportamientos deseados. Así se identificarán puntos de mejorar y priorizará su propio plan de acción.

La relajación

Al sentir estrés, el cuerpo libera hormonas que aumentan la presión arterial y elevan la frecuencia cardiaca. Si bien quizá no sea el aspecto más importante, las técnicas de relajación resultan muy positivas cuando haya que afrontar situaciones potencialmente estresantes y ayudan a sentirse más tranquilo en cualquier momento.

La manera más básica y sencilla de relajarse es practicar la respiración profunda debido a que puede practicarse en cualquier lugar. Consiste en inhalar aire lentamente llevándolo a la parte baja de los pulmones y repetirlo hasta conseguir que se haga de manera casi inconsciente. Otras técnicas sencillas son la relajación muscular profunda o la relajación progresiva.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *