Qué es la inteligencia social y por qué es tan importante

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¿De qué manera te relacionas con tu entorno social? ¿Te comportas de la misma manera ante diferentes situaciones sociales?

¿Has pensado alguna vez que existen personas muy hábiles socialmente? ¿Qué tienen en común esas personas? ¿Qué impresiones suelen provocar en los otros?

¿Podemos aprender a desenvolvernos socialmente de manera más efectiva?

En el presente artículo, damos respuesta a todos estos interrogantes tan interesantes.

Las interacciones sociales forman parte de nuestra vida en sociedad (en familia, en pareja, en el trabajo, con amigos, con desconocidos…). Así, resulta imprescindible hacernos conscientes y aprender a desenvolvernos mejor para mejorar nuestra competencia social.

Inteligencia social: definición y espacios sociales

La inteligencia social, propuesta por el psicólogo Howard Gardner en su teoría de las inteligencias múltiples, es el conjunto de habilidades interpersonales que nos permiten interactuar con los otros de manera adecuada.

Entre otros aspectos, es una competencia que nos ayuda a conectar fácilmente con otras personas, a organizar y resolver conflictos sociales y a identificar reacciones emocionales en los demás.

Como habrás podido comprobar, no siempre actuamos de la misma manera ante diferentes situaciones.

Las interacciones sociales dependen del tipo de espacio en el que nos encontremos.

De manera que podemos diferenciar cuatro principales espacios:

  • Espacios públicos: parques, calles, avenidas… En los que las interacciones sociales no son obligatorias, aunque es posible que se produzcan.
  • Espacios sociales: fiestas, eventos, reuniones… Donde las personas interactúan más directamente.
  • Espacios personales: área que la persona es capaz de tolerar sin vulnerar su intimidad. Este espacio personal varía dependiendo de la cultura, sería aquella zona de “comodidad” o “nivel de cercanía” que pueden mantener los otros sin que nos sintamos presionados.
  • Espacios íntimos: Encontrarse pegado a nuestro cuerpo supone una cercanía emocional (el afecto de nuestros padres, por ejemplo) o interacción sexual (situaciones que se dan con una relación íntima).

Teniendo esto en cuenta, es de esperar, por ejemplo, que no actuemos de la misma manera ante situaciones sociales de espacio íntimo que ante situaciones sociales de espacio público. Esto es algo que debemos tener en consideración para ser conscientes de nuestro propio comportamiento y de los otros.

Asimismo, también nos parece importante explicarte algunas de las habilidades fundamentales de la inteligencia social. Este tipo de competencias sociales fueron identificadas por Gardner y Hatch, reconocidos expertos en la materia.

Los 4 elementos de la inteligencia social

1) Organización de grupos

Se trata de la competencia social que nos ayuda a coordinar, gestionar y movilizar a las personas de manera eficaz. Es la habilidad social esencial de un buen líder.

Habrás comprobado cómo hay personas de tu entorno que prefieren dirigir y otras que prefieren seguir determinadas instrucciones.

Sin embargo, una persona que tiende a seguir instrucciones también puede aprender esta competencia interpersonal si lo desea. Como cualquier otro tipo de habilidad, la clave para mejorar esta habilidad radica en la práctica constante.

 Ejemplos:

– Compañero que coordina un equipo, comprueba que las funciones se ejecutan de manera correcta y toma decisiones.

– Niño que decide el juego, organiza a los otros niños, les plantea normas y se asegura de su cumplimiento.

2) Conexión interpersonal

Se trata de una habilidad que favorece el contacto con los demás, facilita el reconocimiento social y el respeto.

Es una competencia que se basa en la empatía y es la suma de nuestro comportamiento, apariencia física y lenguaje corporal.

Esta habilidad, suele presentarse de manera desarrollada en personas que les gusta trabajar en equipo. Suelen ser perfiles que colaboran u ofrecen servicios a otras personas, pues se refleja una cohesión o vínculo especial con ellas.

Ejemplos:

– Compañero de trabajo que vela por el bienestar de todo el grupo, que pregunta cuando algo marcha mal, que necesita el contacto con otras personas.

– Niño que prefiere los juegos cooperativos en equipo que los juegos competitivos individuales.

3) Análisis social

Dicha competencia social incluye la capacidad de identificar los sentimientos, pensamientos o intereses de las otras personas.

Esta habilidad de análisis favorece la reflexión, el conocimiento profundo de los otros y el establecimiento de las relaciones.

Ejemplos:

– Compañero que se percata de algo que te ha molestado y te pregunta si te ha sentado mal (sin decirle en ningún momento nada con palabras).

– Niño con habla reflexiva y madura, donde priman las relaciones estables y profundas en vez de las superficiales.

4) Negociación de soluciones

Esta competencia nos ayuda a mediar los conflictos, adoptando una actitud neutra, impidiendo nuevos conflictos y resolviendo de la mejor manera posible aquellas disputas que se han producido.

Ejemplos:

– Compañero que intenta aportar soluciones alternativas a un problema en el trabajo y que sus aportaciones ayudan a resolver la situación.

– Niño que intenta amortiguar un conflicto en el patio del recreo, sirve de intermediario y evita males mayores.

El uso adecuado de la inteligencia social

Como has podido observar, estos cuatro componentes de la inteligencia social pueden desarrollarse con la práctica. No obstante, es muy importante tener en cuenta algunas cuestiones que se detallan a continuación.

Como bien proponen los reconocidos psicólogos Goleman y Snyder, resulta imprescindible equilibrar el uso de estas habilidades sociales, de manera que podamos aportar un peso importante a nuestras propias necesidades y sentimientos.

De no ser así, nos convertiríamos en “camaleones sociales” y lo que intentaríamos sería agradar o gustar a los otros – por encima de todo lo demás – con el objetivo de obtener aprobación social.

El hecho de intentar, a toda costa, causar buena impresión, nos haría perder la relación que tenemos con nosotros mismos, prescindir de nuestras propias necesidades y dejarnos en segundo plano.

Por ello, es de vital importancia recordarte la necesidad de incluirte en el proceso y utilizar estas competencias sociales sin olvidarte de ti mismo o misma.

 

Esperamos que este artículo te haya ayudado a tomar consciencia de la importancia de la inteligencia social y que puedas adaptar todo lo aportado a tu propia persona.

 

Artículo escrito por Alicia Jiménez, psicóloga del HUB 24/7 de Affor Health.

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