La motivación es aquello que nos mueve a cada persona a la acción. De ésta dependerá en buena parte nuestros logros, pero la motivación no la regalan, hay que generarla asumiendo un papel proactivo
5 reglas sobre motivación que deberías conocer
Para que una empresa crezca y se desarrolle de forma saludable necesita poder contar con una infraestructura adecuada y actualizada, que responda a la realidad de un mundo globalizado y en constante cambio… Esto nunca va a ser posible si nos enfrentamos a estas realidades con pasividad, pues la vida es fundamentalmente cambio, actividad y desarrollo.
En el entorno que nos rodea todos estamos en continua acción. Pero… ¿por qué nos movemos?, ¿por qué actuamos?, ¿por qué nos interesamos por las cosas?, ¿cuáles son las razones que nos movilizan? Seguramente la mayoría de las respuestas a estas preguntas sería: por dinero, la gente trabaja porque necesita alimentarse, vestirse, un lugar para vivir… es decir, para cubrir unas necesidades básicas.
Hace tiempo, la estrategia de las compañías para conseguir gente que trabajara con mayor entusiasmo era ofrecerles una mayor compensación económica, pero las complejas motivaciones que mueven a los seres humanos en el desempeño de su trabajo no pueden explicarse de forma tan simple.
Realmente trabajamos por dinero, sí, es verdad, pero… ¿qué pasa con el resto de necesidades? También trabajamos por la necesidad de la actividad misma, por el deseo de una interacción social con otras personas, para invertir nuestra energía y nuestro tiempo, para conseguir un estatus social, para sentirnos eficientes y productivos, para enorgullecernos de nuestro trabajo, y para realizarnos como seres humanos entre otros muchos motivos.
Podemos decir entonces que la motivación es aquello que nos mueve a cada persona a la acción.
El tiempo que dedicamos al trabajo supone una gran parte de nuestra vida, es necesario que estemos motivados por el mismo, de forma que no se convierta en una actividad opresora. El estar motivado hacia el trabajo trae consecuencias psicológicas positivas, tales como la autorrealización y el sentirnos competentes y útiles, favoreciendo así además nuestra autoestima. No olvidemos que las satisfacciones proporcionadas por el trabajo contribuyen al bienestar general del individuo y a su sentimiento de valor personal.
La motivación es nuestra mejor aliada para alcanzar metas y mejorar el desempeño laboral, pero…
¿Cómo puedo motivarme a mí mismo y a los demás?
1. Para motivar primero hay que estar motivado.
Es la primera regla, así que hagamos un pequeño autoanálisis: ¿Tengo ganas de ir a trabajar?, ¿Con qué ánimo comienzo el día?, ¿Me dejo llevar por presuposiciones en lugar de analizar hechos objetivamente?, ¿Procuro ser imparcial?, ¿Soy lo suficientemente humilde para reconocer los errores? …
La automotivación tiene dos ingredientes principales, uno es la fuerza de voluntad y el otro es el establecimiento de metas. La automotivación es el combustible interno que mantiene nuestros pensamientos enfocados y dirigidos por nuestra mente “consciente”; en definitiva, es una actitud, un hábito del pensamiento.
Seamos realistas, la motivación no la regalan, hay que generarla actuando y asumiendo un papel proactivo porque la “varita mágica” no existe. Quizás la postura más cómoda y fácil sea quedarse en un plano más pasivo y entrar en la espiral en la que todo depende de otros factores ajenos a mí, achacando situaciones que no nos gusten demasiado a la incompetencia, a la falta de empatía, a los malos modos, a la falta de escucha de unos y de otros…. ¡esto hay que cortarlo! porque es la espiral del pesimismo que no nos conduce a ningún sitio, más bien todo lo contrario, nos pierde. Dejemos de usar ese “locus de control externo” y desempeñemos un papel más protagonista en esto, un papel donde nos miremos más hacia nosotros mismos y cambiemos de perspectiva para decirnos: ¿Qué puedo hacer yo para…?
2. Diseña tu plan de acción
Así como nuestras vidas son distintas, la motivación que necesitamos para afrontar los retos también lo es, por eso nos tocará a cada uno de nosotros diseñar nuestra propia estrategia. No puedes detenerte a esperar que alguien te empuje a la realización de tus metas, nadie las conoce mejor que tú. Establece tus metas y prioridades, pero ojo ¡márcate objetivos realistas!
3. Mantén una actitud positiva
Para empezar con buen pie hay que generar pensamientos positivos de donde nazcan la confianza, la cohesión, la armonía… Un truco sencillo para ir construyendo esta atmósfera optimista es, simplemente, levantarse con la sonrisa puesta cada día (incluso cuando no haya ganas). La sonrisa es una de nuestras armas más poderosas e impactantes.
4. Evita procrastinar
Aplazar sin motivo las tareas que necesitas para conseguir tus metas puede hacer que tus niveles de motivación desciendan por verte incapaz de conseguir tus objetivos y verlos cada vez más lejanos. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
5. Practica hábitos de vida saludables
El adoptar hábitos correctos en la alimentación y en el sueño, así como practicar alguna actividad física nos permitirá afrontar mejor los niveles de tensión que se pueden ir acumulando en nuestro día a día. Además nos ayudará a mejorar nuestra capacidad de concentración y de análisis, a disminuir los niveles de irritabilidad y a sentirnos mejor con nosotros mismos.
Sólo cuando somos capaces de influirnos a nosotros mismos podremos influir también a los demás. Con estas pistas ya sabes cuáles son los primeros pasos en el camino hacia la motivación así que ¿te atreves a ponerlo en marcha?
Convencidos de que las personas son la pieza fundamental de toda organización, nuestro objetivo es cuidar la salud psicosocial de los trabajadores y lograr entornos laborales saludables acompañando a los servicios de prevención en esos procedimientos para mejorar la calidad de vida laboral de los trabajadores y aumentar la eficiencia de las empresas.