¿Crees que una foto vale más que mil palabras?

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137 visualizaciones, 300 me gustas, 20 comentarios…

¿Te resultan familiares estas expresiones?

Estarás de acuerdo con nosotros en que este tipo de cuestiones se cuelan en nuestro día a día.

Publicamos una foto y… BOOM, se nos bombardea con una sobrecarga de información basada en la importancia que otra gente le está dando a una foto.

Incluso muchas veces, reconozcámoslo… Pensamos hasta en qué determinada hora debemos publicar algo para que alcance, lo que, según nosotros, consideramos como un número de «me gustas» válido.

¿Alguna vez has publicado algo de lo que te sintieras orgulloso, pero, como no ha conseguido el alcance esperado, te ha generado una profunda sensación de malestar? ¿Es posible que incluso en algunos casos has llegado a eliminar ese contenido por no lograr lo esperado?

Esto, queridos consumidores de lo online… Es algo que está directamente relacionado con la autoestima.

¿Qué es la autoestima y cómo nos influyen las redes sociales?

Definimos la autoestima como la capacidad que tenemos como individuos de autoevaluar nuestros propios rasgos tanto físicos, como mentales, sociales, espirituales, emocionales y conductuales.

¿Tiene la autoestima una relación directa con las redes? En las últimas décadas, las redes sociales han impactado en la vida de los seres humanos, generando cambios en nuestras vidas y en nuestras sociedades, especialmente en aquellos que nos hemos criado con ellas afectando así directamente a nuestro desarrollo.

En concreto, la red social Instagram, está batiendo récords en cuanto al daño a la salud mental. De hecho, se ha podido observar cómo están aumentando los casos de depresión, ansiedad, TCA (trastornos de la conducta alimentaria) y suicidios.

Los jóvenes entienden las redes sociales como un símbolo de estatus. Tanto es así, que se generan sentimientos negativos y de incomodidad en las personas que no las poseen. Además, esto puede llegar a generar problemas de autoestima y en nuestras relaciones sociales. Asimismo, en algunos círculos sociales, el hecho de no tener seguidores es motivo de burla, ya que se considera como una «muerte social».

Lo mismo ocurre con el impacto de nuestras publicaciones. Se ha podido comprobar cómo el tiempo de uso en aplicaciones como Instagram correlaciona positivamente con dos variables: la baja autoestima y el incremento del narcisismo; lo que implica una reducción de la empatía y un aumento de sentimientos como la envidia y el rencor.

3 tendencias en redes sociales que afectan a nuestra autoestima

¿Cuáles son las tres tendencias principales que vemos en las redes que aumentan todos estos sentimientos negativos y que impiden el buen uso de estas herramientas?

1. Tendencia «Influmodels»

Se trata de una tendencia en la que, chicas y chicos, con un gran número de seguidores, ensalzan valores estéticos irreales.

Son casos en los que, incluso ellos mismos, se generan problemas relacionados con la dismorfia corporal, al generar contenido excesivamente retocado o con estándares de ejercicio y de belleza que no pueden cumplir.

2. Tendencia «Las vidas perfectas»

Esta tendencia va ligada a aquellos bloggers e incluso usuarios que solo proyectan contenido de viajes, fiesta, comida rica y lifestyle irreales, lo que provoca una comparación negativa en los jóvenes al no sentirse igual de exitosos al no llevar esa “vida perfecta”.

Cabe destacar que, por ejemplo, muchas de las personas que se encuentran tras estas cuentas, han reconocido que estaban tumbadas en el sofá de su casa, mientras en sus redes sociales hacían ver como si estuvieran de viaje al otro lado del mundo.

Lo mismo ocurre por ejemplo con el caso de “las mamás perfectas” o influencers de contenido para mamás que muestran una visión de la maternidad muy diferente a la realidad: sin potitos por el suelo, falta de sueño o incluso pañales sucios…

3. Tendencia «Sin followers»

Este fenómeno va directamente ligado a medir tu valía en cuestión de tus seguidores.

Muchas veces, esto hace que los jóvenes se sientan impulsados a escribir post o realizar acciones donde están tremendamente expuestos, e incluso en riesgo, con tal de aumentar su número de seguidores.

Explicados los anteriores puntos, comentar que esta visión negativa no pretende más que hacer una invitación a la reflexión de cuáles son los pasos que debemos tomar para poder aprovechar el lado positivo de estas redes sociales.

Puesto que son una herramienta tan maravillosa que nos acerca los unos con los otros… Cabría preguntarse: ¿Por qué no aprendemos a darle un buen uso?

La conducta adictiva (o mal uso) no está siempre relacionada con la frecuencia, sino con el grado de dependencia que se genera.

A continuación, te plantearemos una simple pregunta:

Cuando te levantas por la mañana… ¿Qué es lo primero que haces?

Estamos seguros de que muchos de vosotros habréis contestado «mirar el móvil».

En el próximo post, te facilitaremos pequeños trucos para manejar este buen uso de las redes.

Controlar nuestro tiempo de uso, o eliminar el número de likes puede ayudarnos más de lo que pensamos.

De hecho, si somos conscientes de que tenemos un problema, es un buen momento para poder echarle el freno y ponerle fin a la comparativa de ese mundo social irreal, ligado a imágenes retocadas y “vidas perfectas”, que, como comentamos anteriormente, no hace otra cosa que aumentar sentimientos de envidia y disminuir nuestro amor propio.

 

“En el pasado, eras lo que tenías, ahora, eres lo que compartes”

Godfried Bogaard

 

¿Qué piensas sobre este tema? ¡Nos encantará conocer tu opinión!

Artículo escrito por Marian Fernández, psicóloga de Affor Health.

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